Una vez reconocida la trascendencia que reviste el estudio de la edición digital en países en desarrollo, hay que advertir que una investigación de estas características enfrenta indefectiblemente numerosos obstáculos.
En primer lugar, los proyectos de publicaciones digitales en países en desarrollo que ya están en marcha –y en algunos casos con gran impacto en sus sociedades– no han tenido aún una promoción suficiente en los medios y eventos globales, lo que obliga a cualquier investigador a bucear de manera mucho más profunda en el contexto particular de cada país.
El problema que luego aparece es que al menos en estas regiones los editores clásicos no siempre ven en la electrónica a un aliado, sino más bien a un peligro que amenaza las bases de la cultura. Esto impacta negativamente en la divulgación de los proyectos digitales autóctonos, que pierden visibilidad en los medios de prensa locales y sólo resultan detectables en otro tipo de ámbitos, como las conferencias sobre tecnología o los encuentros de start-ups de Internet.
Además, por la misma naturaleza de las tecnologías implicadas y de los países concernidos –muchos de ellos en plena mutación–, la edición digital en el mundo en desarrollo reviste un dinamismo tan extraordinario que cualquier pesquisa sobre el tema que date de hace más de 2 años se convierte en un documento arcaico. Así, la búsqueda bibliográfica resulta mucho más compleja.
Por último, el mundo en desarrollo es geográfica y culturalmente tan vasto que difícilmente podría realizarse un estudio pormenorizado de las experiencias llevadas adelante en todos los países, lo que obliga a elecciones siempre difíciles.