• Tabla de contenidos

    • [+]Preliminares (3)
    • [+]Introducción (4)
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    • [—]Mundo árabe (11)
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    • [+]India (11)
    • [+]China (9)
    • [+]Conclusiones (6)
    • [+]Anexos (1)

Mundo árabe

Los desafíos de la edición papel: distribución ineficiente y censura

Ahora bien, mientras todos estos ensayos digitales se ponen en práctica, ¿qué ocurre del lado de la edición tradicional? Lo cierto es que en el mundo árabe, el sector del libro enfrenta desafíos de magnitud, desde hace décadas. Su principal inconveniente es la falta de un sistema uniforme de distribución. Lo que es peor, no existe una base de datos adecuada que contenga resúmenes, información sobre los autores, ISBNs, precios, disponibilidad y otros detalles básicos. Como explican Eschweiler y Goehler,[1] los editores se encuentran siempre en dificultades a la hora de organizar la facturación y el envío de libros; para los lectores, las ferias constituyen una de las pocas ocasiones de encontrarse con una oferta algo más variada. Recientemente, en una encuesta enviada a 600 editores árabes, Goehler descubrió que sólo 2% de los entrevistados estaba conforme con su distribución.[2]

En 2005, Kotobarabia había realizado su propio estudio del mercado del libro papel en Egipto, que anticipaba este diagnóstico. La empresa analizó el alcance de la distribución de 150 títulos de diferentes temáticas, incluyendo obras de autores árabes de primer orden y otras de escritores poco conocidos. Las conclusiones fueron las siguientes:

  • 10% de los títulos estaba disponible prácticamente en todo el circuito de distribución convencional;
  • otro 10% no podía conseguirse en ningún lado;
  • el 80% restante sólo estaba disponible dentro de los cinco kilómetros que rodean las oficinas del editor o la casa del autor.

Así, un libro publicado en El Cairo difícilmente podría encontrarse en Alejandría –y mucho menos en Amman o Casablanca.[3]

Otro obstáculo importante que afecta a la edición tradicional en buena parte del mundo árabe es la censura. Según explican los editores entrevistados, en Medio Oriente y África del Norte, medios como la radio y la televisión están muy controlados. La comunicación escrita cuenta con algunos grados de libertad, pero hay ciertas líneas que nunca conviene cruzar. Los ejes más delicados son siempre la política, el sexo y la religión.

Escribir sobre determinados temas puede derivar en el cierre de un periódico o la prohibición de un libro. Aunque lo cierto es que la censura puede manifestarse de formas más sutiles, tal como indica Ramy Habeeb:

Se podría decir que incluso el ISBN constituye una herramienta de censura (…). La mayoría de las agencias de ISBN de Medio Oriente (salvo en el caso de Siria y algún otro) están bajo la órbita de las Bibliotecas Nacionales, las cuales constituyen por extensión un organismo gubernamental. Sólo entregan un ISBN cada vez, y el libro debe ser aprobado antes de proceder a su impresión. Por supuesto, ese trámite de aprobación se disimula detrás de una cuestión de códigos y estándares (el ISBN, en este caso), pero la realidad es que si uno habla de religión o de política –o de cualquier otro tema sensible–, el libro no será autorizado. Es la forma que tiene el gobierno de conservar el control.[4]


 

Notas    
  1. “Book Distribution in the Arab World”, in Publishing research quarterly, Heidelberg, Springer, 2010, vol. 26, nº3, pp. 193-201.
  2. Cf. Nawotka, Edward: “Abu Dhabi Launches Pan-Arab Book Distribution Company”, Publishing Perspectives, 3 de marzo de 2010.
  3. Cf. Rossetti, Chip: “Kotobarabia’s Arabic E-Books Extend Borders”, Publishing Perspectives, 18 de junio de 2009.
  4. Diciembre de 2010, citado supra.

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